Visitante 004

El pasado jueves quedé con Manu. Dice que se ha enganchado a quedar conmigo porque se ríe mucho cuando estamos juntos. Me invitó al Ministerio de empleo a pasar el día. Quiere ayudarme a editar mis post. Él es periodista y trabaja en el gabinete de prensa del Ministerio. ¿Editar mis post?.¿Por qué?. Por lo visto me faltan puntos, me sobran comas y muchos puntos suspensivos… También me dijo que repito mucho la palabra «joder», y ¡joder! por ahí no paso. ¡Con lo que me gusta a mí esta palabra!.

Precisamente ayer hubo un comentario en facebook de una tal Cecilia que me escribió lo siguiente: «pon un corrector en tu vida». Yo me preocuparía más en saber si su marido usa TELEGRAM.

A lo que iba que me despista Cecilia. Fue un día bastante curioso.

– Hola buenos días, saluda el vigilante. Necesito la matrícula señora. ¡Dios! ¡con lo que me jode lo de señoraaaaa!. ¡Si llevo aspecto juvenil! ¡No lo entiendo!. Mi sombrerito, mis pitillos y aquella camiseta rockera que sabes que hay que ponerse para parecer más joven. Entregué mi dni y claro las del 81 hemos pasado a ser señoras. Imaginé acercarme a él para decirle que lo de señora su p.. m.. pero ya sabes que solo imagino, así desestreso.

– ¿La matrícula?.

– Si, debe desatornillarla y dejarla aquí jajajajajaja.

Reí, falsamente pero reí. Cada día me toca un tonto, pensé. No entiendo tanto control para entrar en el Ministerio. Tuve que rellenar varios formularios y poner para qué estaba allí.

-«Estoy aquí para editar mis post». Es que no me gusta mentir. Eso dije cuando subí arriba y alguien llamó a Manu para preguntarle que una de un sombrero con pintas de pilingui había puesto algo sobre «post». – Sí, es la periodista, respondió Manu. -¿Te han dicho pilingui?. -Nooo. Debí entender mal entonces.

Antes de ver a Manu, después del control y el formulario, llamé al ascensor. Al entrar me encontré a un hombre de unos 50 años muy sonrojado. – ¿Se ha tirado un pedo? pregunté. Es broma, no lo pregunté pero el muy mamón se lo había tirado. ¡Olía fatal!. Aguanté la respiración con los ojos cerrados hasta que abrió en la 3º planta. Me dirigí hacia el hall izquierdo y la situación fue la siguiente:

Aparece una mujer morena. Alta y algo desgarbada. Con unos zapatos que compró en el Corte Inglés en el año 86.

– Hola, Isabel, la estábamos esperando. Giramos el hall y me encuentro con un pasillo de unos 3 metros de ancho y unos 80 metros de largo. Con cuadros de ex ministros colgados en la pared izquierda. Pensé en si estarían muertos. No sé por qué, pero lo pensé. Por cada 20 metros de pasillo aparece una mujer con la misma descripción pero cada vez más bajita para acompañarme al despacho de Manu.¡Esto es de coña!. Cuatro mujeres limándose las uñas en un pasillo extra largo esperando a visitantes para hacerles compañía en un recorrido de 20 metros. ¡No me jodas!. ¿Se oposita para esto?. ¿Es que nadie se da cuenta de estas cosas?. ¿Nadie hace nada?

La cuarta mujer morena y desgarbada abre la puerta del despacho de Manu. -Ha llegado Isabel. -Si, que pase. Paso. Cierro la puerta y saludo a Manu – Ehhhhhh coleguiiiiii. Tío parezco Julia Roberts y tú Richard Gere. Dame pasta que me voy de compras jajajaja. ¡Esto mola ehhh! ¡joderrr tienes hasta sofá!. Subimos dos plantas más para tomar un par de cañas. La cafetería estaba llena de peña y ninguno sentado en su puesto. ¡Qué cosas!. Ahora entiendo lo de empeñar tanto tiempo para opositar. Sabes que si apruebas lo recuperarás con una cerveza en la mano.

Volvimos a su despacho para editar algunos de mis post. Pero me dio sueño y me quedé frita en el sofá (zzz). No tardó en aparecer la ministra de empleo en el despacho de Manu.

– ¿Ésta que hace aquí?, preguntó la ministra.

– Ésta, señora, porque usted si es una señora, estaba en el sofá tocándose el pepe que es lo mismo que hacen las cuatro del pasillo extra largo.

– ¿Será ordinaria?

– Ordinario, fue el del ascensor señora, que se tiró un pedo justo cuando subí en él.

– ¡Encima graciosa!.

– Pues sí señora ministra. Soy graciosa y por eso he venido porque aquí no tenéis ninguno ni p… gracia.

¡Vale vale no fue así!. Ya sabes que me monto mis películas del final que esto no es fácil. Como dicen que no hay finales felices, yo me los invento. La realidad es que la ministra fue muy maja. Aunque fue una pillada lo del sofá me incorporé sin que apenas lo notara. Cogí mi portátil y me despedí de Manu y de la Ministra. Y así fue mi maravilloso día de funcionaria. ¡Creo que voy a opositar!.

Por cierto, a los cuatro días, Manu me confesó que sí pensaron que era una pilingui. Se me va de las manos mis estilismos. Todo sea por quitarme años 😉

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