Vacaciones Santillana

¿Recuerdas esto?, yo siempre tuve vacaciones Santillana. Creo que mi madre pensaba que podría olvidarme de todo lo que había aprendido durante el año.Y la verdad, no se equivocaba. Siempre me ha encantado el verano, ¡y a quien no! ¿verdad?. Como he disfrutado en mi pueblo, Serranillos del Valle al sur de Madrid, esperando a aquellos amigos que venían a veranear, de las fiestas de mi pueblo que coincidían con el pueblo de al lado y entonces repartíamos las horas para no perdernos las dos.

Los veranos nunca son iguales, sobre todo porque cada año te vas viendo algo más mayor y eso no mola mucho, pero es ley de vida. Este año como cada verano he visitado mi lugar favorito, Zahora que no Zahara. Y entonces vuelves, vuelves al trabajo y de camino en tu primer día rememoras todo lo que has vivido en estas dos últimas semanas. Y casi le pondría una banda sonora pero me la reservo para mí que a veces soy reservada y otras no puedo aguantar mostrarme como soy. Y ahora viene la famosa pregunta de «qué coño hago aquí»  «y si monto un chiringo en la playa  bla bla bla». Ahora me convenzo y digo en voz alta «son vacaciones y las vacas se disfrutan si viviera allí no sería igual» :(. Tengo miedo a caer en la famosa depresión posvacacional y pienso en cosas bonitas de Madrid … mmm … ¡venga! ¡ya estoy contenta! 🙂

En vacaciones todo es diferente. Nos da por hacer cosas que en nuestra vida cotidiana no hacemos como aplaudir los atardeceres, un fenómeno que siempre me ha llamado la atención, me refiero al aplauso porque el atardecer me sigue pareciendo precioso en cualquier sitio donde se esconda el sol. Aunque también me gusta cuando sale y éste merece también una ovación. ¿Nos despedimos pero no le damos la bienvenida?, ¿quién inventó esto del aplauso?, ¿Los hippies?. Este año he probado el paddle surf y sin prueba de test de alcoholemia me subí a la tabla con una de mis amigas. Creo que estuve mas tiempo en el agua que sobre la tabla, pero joderrr lo importante es participar, de toda la vida se ha dicho. Me llamó la atención la presentación del monitor cuando nos alquiló las tablas – hola soy Germán, arquitecto y he vivido dos años en los Estados Unidos. Le faltó ponerse la mano en el pecho, aunque yo le cambié el nombre a la media hora cuando iba en la tabla y me echó la bronca por lo mal que lo hacía -menudo personaje, le dije a mi amiga. No acabé la frase porque pronto me tragó una ola que hizo que tragara hasta algas. El caso es que me reí mucho y debo reconocer que habíamos bebido un par de mojitos. Si bebes no conduzcas 😉

Qué cosas pasan en vacaciones. Si yo creo que me he sentido como Olivia Newton John en Grease. Un amor de verano pasajero o no, lo que importa es vivirlo como el paddle surf, participar. Alguien con el que de repente intercambias miradas, charlas, caricias y besos. Él decía que era la magia de Cádiz, del verano y no sé. Si es que las mujeres siempre vamos por delante y maquinamos demasiado. Podría explayarme y contar la historia entre Danny Suko y Sandy Olsson, pero se me va de las manos y acabo escribiendo un poema que me conozco. Creo que ahora Danny y Sandy están separados a tan solo 40 kms, que quizás en algún momento se vuelvan a encontrar, y creo que es tarde para ir a un instituto donde reencontrarnos porque los dos somos ya un poco maduritos. Pero no me importaría encontrármelo de nuevo en  alguna terracita con sus amigos y entonces tirarle el cigarro al suelo, pisarlo y decirle … “¿estas disponible nene?”.

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