Estoy malita. Gripe o lo que sea. Según el médico un virus. Decir virus, es como decir «no tengo ni puta idea de lo que le pasa». – Tiene usted un virus. Así el paciente se va tan contento porque por lo menos sabe que algo tiene. Imaginemos. Te sientas frente al médico y entonces le dices: – Me duele la cabeza, los oídos. El cuerpo en general mire usted. Creo que tengo fiebre. Entonces el médico te mira y dice  – No tengo ni pajolera idea de lo que le pasa :( . Yo me acojono. Imagino al profesor de universidad asesorando a los futuros médicos mientras se pasea por el aula con un micro porque el aula está a rebosar  – Cuando no sepan que tiene el paciente, entonces decid:

– Virus, es un virus, hay una plaga.

El paciente no sentirá que está solo porque sabe que hay más de uno que está como él. Es importante dar seguridad a los pacientes. La clase de hoy ha finalizado. Pueden marcharse. Gracias.

¿Te acuerdas de La Vida es Así?. ¡Aquellos malvados con grandes narices!.  Pues están ahora en mi cuerpo. ¡Malditos!. Por culpa de éstos no pude trabajar ayer. Con todo lo que tengo que hacer. Desperté. El dolor de cabeza no dejó que abriera los ojos así que volví a cerrarlos. Creo haber dormido como veinte horas seguidas. Veinte horas de una guerra celular. Mis defensas contra los virus. Recuerdo haber escuchado hasta insultos. Sabía que esto ocurriría. Es un proceso de tiempo que hay que pasar. Hablo a mis defensas:  – ¡Vamos nenas!. ¡Empieza la guerra!.  Mis defensas siempre están ahí. Son increíblemente fuertes. Siempre van armadas. Son fibrosas y se pasan el día haciendo deporte por todo mi organismo. Todas luchan siempre que hay una guerra contra virus. Yo prefiero dormir y no enterarme de nada. Al despertar al día siguiente me siento resacosa. Menuda se ha debido montar. La Defensa portavoz sale de mi organismo para contarme lo sucedido:

– Aún no está todo bien. Me dice con cara de pena.

-¿Cómo que no?.

– Tienen rehenes.

–¿Dónde?, pregunto.

– No sabemos. Pensamos que tienen un escondite y no sabemos donde están.

– ¡Quiero que rescatéis a los rehenes!. Voy a darte algo.

– ¿Qué es esto?

– Es la espada  con la que debes luchar. Realmente le di un mini pendiente en forma de cruz. Se fue con el pendiente apuntando hacia arriba.

Ho me fue imposible quedarme en casa. Tenía que ir a trabajar si o si.  Ahora mismo se está liando parda en mi organismo. Mi ojo derecho no para de llorar de la congestión. En realidad no es congestión sino la guerra de virus y defensas. La base de combate está en mi ojo derecho. Todo saldrá bien. Lo sé.

Es duro. ¿Sabes?. Estar mala cuando estás sola. Vivir sola mola. Pero ponerte mala sola no. No hay nadie que se acerque a la cama de vez en cuando a preguntar cómo estás. Ni nadie que te traiga un vasito de leche con miel. Alguien que te de un besito en la frente para tomarte la temperatura porque antiguamente no había termómetros y la temperatura se medía a través de los besos en la frente. Maravilloso método. El que inventó el termómetro era poco besucón. ¿Quién me da mimos cuando estoy mala?. A lo mejor hay que montar una agencia de mimos con el logotipo de «mimosín». No está mal la idea. ¿Te imaginas elegir a alguien a través de su fotos de perfil para que te de mimos? ¡No SEXO! ¡Mimossss!. Imagino la foto del pavo con una frase o estado.

Carlos,  el de los «cojones»(pelotas, huevos o testículos si no te gusta cojones) largos jajajajajaja es broma. “Ofrezco mimos por solo 50 euros 😉 “

Santi, “Te quiero por 100”. Este mensaje me hace dudar. ¿Me va a querer al cien por cien?, ¿Mimos por cien euros?. ¿Por cada cien tías me quiere a mi?. Santi no sabe lo que quiere.

Daniel, «Yo te mido la temperatura por 300». Éste es un carero que las cosas no están para pagar 300 por unos besitos en la frente. Te va a llamar tu prima.

¡Emprendedores!. ¡Mimosín punto com ya!. ¡Prometo registrarme con mi cuenta de facebook!

FELIZ FINDE A TODOS Y SOBRE TODO A AQUELLOS QUE DAN BESITOS EN LA FRENTE PARA TOMAR LA TEMPERATURA  😉