Es verdad que soy un poco peliculera. ¡Vivo en una película sin fin!. Y como soy tan actriz, me meto siempre en el papel. Así me olvido del miedo escénico. Porque cuando te metes en un papel pierdes la vergüenza. Sucede que ayer mi coche me la jugó bien jugada. Ocurre en un McAuto. Con una fila de veinte coches detrás del mío (los conté). No se le ocurre otra cosa al “mamón” que parar y no querer arrancar :( . Había hecho mi pedido. Pero éste no arrancaba. Lo intenté seis veces ¡joder!, ¡pero no arrancaba!, ¡me cagué en su p..m.. y tampoco arrancaba!. Miré por el retrovisor. Noté un poco de nerviosismo hambruno en todos los de atrás. Cerré los ojos y conté hasta tres. ¡Uno…Dos… y……Tres!!. Salgo del coche roja como un tomate. Me acerco a la ventanilla de la operadora que recepciona los pedidos. Le doy la vuelta al micro. Subo el volumen y entonces: – ¿Hola?. La respuesta de la hilera de coche fue un continuo pitido. – El coche se me ha parado. ¡Quién me ayude a empujarlo tendrá su menú gratis!. Cual fue mi sorpresa cuando de repente todos salen de sus coches. Vuelvo a coger el micro, con voz de teleoperadora : – Por favor solo hombres sin compromiso. Los papis y maridos que vuelvan a sus coches. Suelto el micro. Se acerca uno solo de unos 35 años. Sonríe y me dice: – Monta, rubia, que te empujo. Suena muy mal. Pero fue lo que dijo. Así que, monté. Él empujó hasta que salimos del circuito. Aparco y me dice: -Bueno, ¡pues ahora me tienes que invitar a un menú!. No sé por qué, me vino a la cabeza en ese momento, el libro de las 50 sombras de Grey. – ¿Cómo te llamas?. – Me llamo Pablo, y ¿tú?. – Anastasia jajajajaja. Es broma me llamo Isabel. Miré al suelo. Se acercó, levantó mi mejilla con su mano y me besó.
¡A ver!, jajajajajaj. ¡Qué se me ha ido la olla con el libro!. ¡No fue así!. ¡Solo imaginé que podría haber ocurrido así!. El tío empujó el coche. Y cuando acabó todo me pidió los seis euros que cuesta el menú. Está claro que nadie empuja un coche así como así. Eso me pasa por salir de mi casa con mallas, deportivas, coleta y sin pintar 😦 .Estoy segura que la historia hubiese sido muy diferente si hubiera ido pintadita y con taconazo. O no… porque sospeché que podría ser gay. Era demasiado guapo, o quizás mi orgullo me hizo pensarlo.
Se despidió. Y allí me quedé solita con mi coche esperando la grúa. Y mientras esperaba decidí homenajearme con un Happy Meal. ¡Qué estos vienen siempre con SORPRESA! 😉 .
FELIZ SEMANA!!