¡Viva la vida!

Esta semana en “Frescura” me han pedido escribir sobre el sueldo medio de una mujer adulta.  Podría dejar el artículo en blanco después del título y no poner nada porque algunas estamos así. Tuve que salir a la calle y realizar una encuesta para luego montar el dichoso artículo. Y es que hay temas que me dan bastante pereza. Pero… es lo que hay, ¡hay qué trabajar!.  Además no me puedo quejar. Ahora quizá haga lo que más se acerca a lo que me gusta. Digo se acerca porque aún a mis treinta y tantos tengo dudas de todo.  Sobre todo porque mis expectativas salariales se alejan bastante a lo que imaginaba hace unos años cuando estudiaba periodismo. 

A mi me hubiera gustado compartir piso con veinte. ¡Qué oye! se está en la edad de compartirlo todo. ¿Pero ahora?  ¡Joder! Con la de libros que me he zampado de autoayuda cuyo propósito era siempre el de visualizar tu vida en un futuro porque se suponía que la mente trabajaría en ello. En ningún momento visualicé a Martín, el propietario del piso que comparte conmigo y con la joven Cristina o Tina como dice ella que ahora le llamemos. Ella cree que será actriz, y que algún día recogerá un Óscar. Eso si que es apuntar alto. Según Cristina, Penélope lo tuvo claro el día que vio por primera vez una película de Almodóvar. No sé. Pero sigo pensando que Cristina a sus 21 años tiene aún la edad del pavo e interpreta jodidamente mal. 

Hace cuatro meses la de la edad del pavo montó una fiesta en casa con unas quince personas. Parecía una fiesta como en las pelis americanas, con pacharan incluido.  Nos obligó a todos a vestirnos de gala porque quería hacer entrega de premios con estatuillas que imitaban a los Óscars.  A mi me hizo entrega con el siguiente premio: A la mejor compañera de piso. Estaba claro que yo era la premiada porque no tenia más. Por supuesto Martín se llevó otro premio, el de mejor compañero. ¡Cuánta imaginación!.  Lo mejor o lo peor llegó al final de la gala. Cuando pidió silencio a todos por el gran alboroto de risas que se había formado al premiar a su amiga Noelia , premio a la más ZORRA. Menos mal que a ella le encantó. –shhhhhhhhhhhhhhh. Silencio amigos y amigas. Ahora que la gala ha llegado al final quería presentar mi nuevo videobook a todos. Estoy muy muy emocionada. Espero que os encante como a mi. Dar las gracias a todos por haber venido y por favor serán sólo cinco minutos. 

¿Sabes esa extraña sensación que de repente tienes algo parecido a «vergüenza ajena»?  Cuando finalizó el vídeo hubo un silencio bastante chungo que acabó cortando la carcajada de Noelia que disimuló diciendo: -Aaayyy cada vez que me acuerdo jajaja la más zorra. 

No sé si seguir contando más sobre esta anécdota porque me hizo sentir bastante mal sobre todo cuando Cristina se me acercó para preguntar por qué nadie había aplaudido cuando finalizó su video book. Tenía que haber sido sincera y decirle que estudiara otra carrera y se dejase de casting. No sé como no se hace un casting antes para estudiar también arte dramático. Ya me sale de nuevo mi jodido punto autoritario. Por lo menos para no hacer perder el tiempo a esta peña que aún piensa que triunfará como Penélope o Bardem. 

-Tía, ¿tú crees qué no les ha gustado?. -Yo creo que les has flipado. Lo que pasa es que tus amigos son una panda de modernos y lo de aplaudir debe ser de antiguos. Por cierto tía, dile a tus amigas las modernas que dejen de pintarse las cejas como Edith Piaf.  Por un momento imaginé chuparme el dedo índice y retirar esas falsas cejas de esta panda de modernas que no habían aplaudido a la pobre Cristina.

Pensarás que estoy enfadada con el mundo. Y bueno. A lo mejor un poco. Porque como decía anteriormente visualizo cosas que me encantaría que pasarán en mi vida y nunca pasan. Debería entonces enfadarme con aquellos autores mentirosos que escribieron esas movidas en aquellos libros de autoayuda.

       -“Soy más pobre que una rata”. Eso fue lo que me contestó una chica por la calle cuando empecé a realizar entrevistas para aquel artículo. Menos mal que la tía lo dijo descojonada de la risa. No me dio tiempo a preguntarle más porque siguió andando y me dejó con la palabra en la boca. 

-Tengo tres trabajos y la suma de los sueldos hacen un total de 1400€.  ¿Qué más quieres saber? – ¿edad? – Treinta y cuatro.  Te tengo que dejar qué voy con prisas para trabajar. – Vale, gracias. 

María,  de cuarenta. Me dijo que su sueldo oscilaba entre los 8400 € y 9000 €.  – ¿Eres ingeniera María? – ¡No “friego” escaleras!  -¿Escaleras? . Me vino a la cabeza esa frase que tanto decía mi madre cuando me quedaba inglés y matemáticas para septiembre. – “¿Qué quieres fregar escaleras? “ – Joder, si lo llego a saber hubiese mandado a tomar por culo el inglés y las mates y me hubiese dedicado a fregar escaleras como hacía María.  – ¿Y no necesitan a gente? Pregunté.  – ¿No habrás pensado que era mi sueldo mensual? … Menudo corte. Ya me imaginé fregando escaleras por los portales del barrio y mientras lo hacía cantaba sin ritmo un estribillo inventado que decía: – Viva la vida. Viva la vida. Viva la vida.

Anita de treinta y tres. Era en realidad yo, pero me apetecía salir en mi artículo con un seudónimo diciendo que mi sueldo no superaba los 1300€. Qué casualmente trabajaba para un periódico de la competencia. Qué le daba mogollón de corte entrar en ese despacho y pedir un aumento de sueldo. Que sus compañeros ganaban más que ella, que se lo habrían chivado en aquella comida de empresa de viernes. Que estaba hasta los cojones de su situación y eso le hacía estar malhumorada.  Además Anita necesitaba renovar su armario en Zara que pronto la iban a llamar antigua en su departamento.  

¿Por qué siempre me dio corte pedir un aumento? A lo mejor nunca aumentaron mi sueldo por mi vergüenza. ¿Será que los que ganan pasta le echan cara y así es como uno consigue triunfar?

Yo creo que le eché cara a mi artículo cambiando el nombre de Anita por Isabel.  Jijiji (risa hija puta)

-¡Qué casualidad! . Fue mi respuesta cuando acabó de leerlo el responsable de mi departamento. 

Aunque no se si pilló la indirecta porqué aún no me han subido ni un céntimo y sigo vestida de hace diez temporadas. 😦

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